La mujer de mi amigo Pepe siempre le tuvo mucho cariño a una vieja escoba, de esas artesanales, de paja. Fue de su abuela y la tenía como decoración colgada en la pared del salón. Una noche le dijo a mi amigo que salía de cena con las chicas. La escoba desapareció hasta el día siguiente.
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