Silencio ahora, podrías distraerte, y lo que es peor: distraerme.
No respires, podría faltarme el aliento.
Y sobre todo, no parpadees, podrías perderte algún detalle.
Ahora que he captado tu atención escucha: Todo lo que quiero es volver a casa. No es la primera vez que participo en el juego, de hecho, he ganado una buena reputación: me tienen considerado como una leyenda, pero supongo que todas las leyendas terminan en algún momento.
Mira toda la gente que rodea el área de juego. Debes saber que algunos volverán con dinero para varios meses, otros con las manos vacías y unos pocos aparecerán flotando en el río cuando amanezca, si pudiste hacer a tiempo tu apuesta estarás en alguno de estos tres grupos. La tensión se palpa entre ellos ¿lo notas?, sus gotas de sudor son el único movimiento en inalterables estatuas de atentos ojos. Ellos siguen muy bien mi consejo: guardan silencio para no distraerme; aguantan la respiración, para que no me falte el aliento; pero sobre todo, no parpadean, no quieren perderse nada, quieren ver la leyenda en acción o… su final.
Empecé en esto por el mismo motivo que lo hacen todos: hay que comer. Desconozco como te ha ido a ti la vida pero la mía… bueno, entiende que cuando solo te queda por ofrecer la vida terminas por ofrecerla. Vivimos en un mundo despiadado, a pesar de la falsa seguridad con la que nos rodeamos día a día. Sí, falsa seguridad. Cuando llegaba a casa me sentaba con mi familia a ver películas y disfrutaba con los finales felices. Yo tenía un hogar y tenía un trabajo, al igual que tú. Tenía una posición y una consideración en esta sociedad. Tenía una reputación, labrada durante años. Perdida. No te quiero aburrir con los detalles, supongo que ya habrás deducido muy certeramente que en algún momento todo se truncó.
El juego de hoy está siendo como cualquier otro sábado de madrugada, mucho alboroto al principio y después un silencio sepulcral hasta el desenlace. Pero… ¿Alguna vez has notado esa extraña sensación de estar teniendo un día como cualquier otro y de repente sientes algo que hace el día completamente diferente? Así me he sentido antes de empezar, y durante el juego. Hoy ha cambiado algo, pero no llego a ver que es. He pasado un sábado como otro cualquiera, hemos ido al parque y después he llevado a mis hijos a tomar helado y al cine. ¿Qué ha cambiado hoy? ¿Qué ha sido?
Pero debes estar más atento al juego, mi contrincante acaba de elegir su chupito y toda la expectación de la sala está centrada en él, en unos minutos será mi turno, o puede que no. Mira como se lo bebe, de un trago, directo al gaznate, sin tocar la lengua. Todos esperamos: el público, los organizadores, tú y yo. Nada, no ha ocurrido nada.
Me toca. ¡Atento ahora! ¡Soy la leyenda! 42 juegos imbatido, quiero volver a casa, pero la reputación es la reputación. Solo queda un vaso de chupito, el último de 24.
(Creo que sé que ha cambiado hoy).
¡Silencio! Aunque también veas a la parca entre el público.
(Hoy había vuelto a ser feliz).
¡No respires! Ningún aliento vital debe hacerme dudar.
(Pero no voy a volver a perder mi reputación).
¡No parpadees! Me bebo este veneno a tu salud. Adiós.
Comentarios
Publicar un comentario